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martes, 28 de mayo de 2013

TE BESO COMO PUEDO DESPUÉS DE COMULGAR.

En "La Obra de la Iglesia. Año de la fe" se ha publicado un nuevo artículo,
'Te beso como puedo después de comulgar'

Esta breve composición, profundamente poética, es una oración encendida y
sincera sobre lo que vive el alma cuando ha recibido a Jesús en la
Eucaristía.
La belleza de los sentimientos que suscita en el alma la Sagrada Comunión y el
gozo que experimenta el Señor en la gran Común-unión de cada día es un
continuo enamoramiento [...]

Puede acceder a la nueva publicación aquí:
http://workofthechurch.org/zonap/2013/05/te-beso-como-puedo-despues-de-comulgar/

sábado, 18 de mayo de 2013

PASCUAL BAILON

Pascual Bailón

Pascual nació en Torre Hermosa, en las fronteras de Castilla y Aragón, el día de Pentecostés de 1540, fin de la Pascua. Sus padres eran campesinos; él fue un hombre de vida austera y maravillosa inocencia. De los 7 a los 24 años fue pastor de ovejas, y durante toda su vida, su gran amor fue la Eucaristía.

El dueño de la finca en la que trabajaba, decía que el mejor regalo que podía hacer al niño Pascual era permitirle asistir a Misa entre semana. Desde el campo donde cuidaba las ovejas, podía ver la torre del pueblo y de vez en cuando se arrodillaba a adorar el Santísimo Sacramento, pues se acostumbraba que, al elevar la Hostia el sacerdote durante la Eucaristía, se diera un toque de campanas: al escucharlas, Pascual se arrodillaba mirando hacia allá. Un día, unos pastores lo oyeron gritar: «¡Ahí viene!, ¡allí está!», y cayó de rodillas. Después dijo que vio a Jesús presente en la Eucaristía.

Ya de niño hacía mortificaciones; caminaba descalzo sobre las piedras y espinas de las veredas, y cuando alguna oveja se pasaba al potrero del vecino, pagaba el pasto que se había comido con su escaso sueldo.

A los 24 años pidió ser admitido como hermano franciscano; al principio le negaron la entrada por su poca instrucción, pues apenas había aprendido a leer: sólo leía el devocionario, que llevaba siempre mientras pastoreaba. Le encantaba leer las oraciones a Jesús Sacramentado y a la Santísima Virgen.

Como franciscano, sus oficios fueron siempre los más humildes: portero, cocinero, mandadero, barrendero... En el día, cualquier tiempo libre lo empleaba para estar en la capilla, con los brazos en cruz adorando a Jesús Sacramentado, y por las noches pasaba horas y horas ante el Santísimo. Cuando todos se iban a dormir, él se quedaba ante el altar. En la madrugada, horas antes de que los otros religiosos llegaran a la capilla, ya estaba allí el Hermano Pascual adorando al Señor.

Sus superiores lo enviaron a Francia con un mensaje, y tenía que atravesar sitios protestantes. Al llegar a a aquel país, descalzo, con una túnica vieja y remendada, lo rodeó un grupo de protestantes, quienes lo desafiaron a que les probara que Jesús está en la Eucaristía. Pascual, que no había hecho estudios y apenas sabía leer y escribir, habló de tal manera de la presencia de Jesús en la Eucaristía, que no fueron capaces de contestarle, y lo apedrearon.
Hablaba poco, pero cuando se trataba de la Eucaristía, el Espíritu Santo lo inspiraba. Siempre estaba alegre, pero nunca se sentía tan contento como cuando ayudaba a Misa o cuando podía orar ante el Sagrario.

Pascual murió en mayo en 17 de 1592, nuevamente, Fiesta de Pentecostés. Moribundo, oyó una campana y preguntó: «¿De qué se trata?» «Es la Consagración», le contestaron. «¡Ah, qué hermoso momento!», dijo, y murió plácidamente.

Fue declarado santo en 1690; es patrono de los Congresos Eucarísticos y de las cofradías del Santísimo Sacramento.

martes, 14 de mayo de 2013

La Santa Madre Iglesia es la Nueva y Celestial Jerusalén.


Leyendo el tema propuesto para esta semana se intuye el porqué y de dónde le viene a La Obra de la Iglesia la necesidad y la urgencia de vivir permanentemente ofrecida al Señor por el Pueblo de Dios, por el Santo padre y por los Obispos. El Señor, después de haber introducido, profunda y deliciosamente, en su gozo a la Madre Trinidad, le hizo comprender, al mismo tiempo, el sufrimiento y la fortaleza de la Iglesia -“Torre fortificada”- y lo pequeñita que era ella a sus pies -“zapatito de la Iglesia”-, tan sencilla y tan insignificante. Pero... como dijo no hace mucho tiempo un Obispo a propósito de esto: “sin zapatito se camina muy mal, y duelen mucho los pies…”.


TITULO: La Santa Madre Iglesia es la Nueva y Celestial Jerusalén. “Yo sé la gloria y el sufrir de la Iglesia”

martes, 7 de mayo de 2013

La excelencia de Dios. “Bajo la cercanía del Espíritu Santo y el ímpetu de sus fuegos"


    La luz de la Verdad, en la penetración del misterio de Dios y ante la distancia infinita que hay entre Él y la criatura, hace expresar a la Madre Trinidad: “¿Qué tiene que ver la criatura con el Creador?”, comprendiendo que sólo Jesús, en su humanidad, es capaz de adorar a Dios como Él infinitamente necesita del hombre. 


TITULO:La excelencia de Dios. “Bajo la cercanía del Espíritu Santo y el ímpetu de sus fuegos”

miércoles, 1 de mayo de 2013

¡Yo quiero al Ser...! "¡sólo quiero a Dios, sin más ...!"


El cansancio de la vida, las penas de nuestro existir, la insatisfacción por no encontrar lo que necesitamos hacen exclamar al alma: ¡Yo quiero al Ser...!, y esto, no para apartarnos de los hombres, sino para encontrar a Dios. La vida sin poseer a Dios es una angustiosa tortura, sofocada a duras penas por todo lo que no es Él, llevando adelante una existencia anestesiada. En el escrito de esta semana, la Madre nos indica dónde se saciará verdadera y plenamente nuestra sed.


TITULO: ¡Yo quiero al Ser…! “¡Sólo quiero a Dios, sin más…!”