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martes, 12 de febrero de 2013

Decano del Colegio de Cardenales al Papa: Su pontificado brillará como las estrellas

Decano del Colegio de Cardenales al Papa: Su pontificado brillará como las estrellas

  • Primacía de Dios, fe, oración.
    1. “Sin Dios el hombre no sabe adónde ir ni logra entender quién es”.
    2. “El eclipse de Dios, la difusión de ideologías contrarias a la familia y la degradación de la ética sexual aparecen vinculados”.
    3. “El daño mayor lo recibe [la Iglesia] de lo que contamina la fe”.
    4. “La mayor obra de caridad es precisamente la evangelización”.
    5. “Los padres conciliares no podían y no querían crear una fe ni una Iglesia nueva”.
    6. “El Concilio Vaticano II y el Catecismo de la Iglesia Católica son los instrumentos esenciales que nos indican de modo auténtico lo que la Iglesia cree”.
    7. “La vida sin oración no tiene sentido”.
    8. “Estar juntos en silencio prolongado ante el Señor presente en el Sacramento es una de las experiencias más auténticas de nuestro ser Iglesia”.

    Pecado.
    9. “El verdadero enemigo que hay que temer y combatir es el pecado”.
    10. “No es el castigo lo que debe ser eliminado sino el pecado”.
    11. “Ningún compromiso con el mal ni con la mentira falsifique nuestra vida”.
    12. “La falsedad es la marca del diablo”.
    13. “El rechazo generalizado de la castidad ha producido graves problemas sociales con inmenso costo humano y económico”.
    14. “Pornografía y prostitución son crímenes contra la humanidad”.
    15. [El purgatorio] “no es un fuego exterior, sino interior [que] el alma sufre por no haber respondido de forma perfecta; el amor mismo de Dios la purifica de las escorias de su pecado”.

    Vocación, sacerdocio, episcopado.
    16. “La vocación no es fruto de ningún proyecto humano o de una hábil estrategia organizativa [sino de] la primacía de la vida del espíritu”.
    17. “El llamado a seguir a Jesús más de cerca pasa normalmente a través de la propuesta de un sacerdote”.
    18. “Antes que sacerdotes cultos, elocuentes, puestos al día, se requieren sacerdotes santos y santificadores”.
    19. “Cura no se es a tiempo parcial; se es siempre, con toda el alma, con todo nuestro corazón; no predica un cristianismo à la carte, según sus propios gustos, predicando un Evangelio según sus propias ideas preferidas, según sus propias ideas teológicas; no deja de anunciar toda, toda la voluntad de Dios, también la voluntad incómoda, también los temas que personalmente no me gustan tanto”.
    20. [A los obispos] “De todos los deberes de vuestro ministerio, el más imperioso e importante es la responsabilidad de la celebración de la Eucaristía, y es competencia vuestra velar para que los fieles tengan la posibilidad de acceder a la Misa, sobre todo el domingo”.
    21. [A los obispos] “Acojan los carismas con gratitud”.
    22. [A los obispos] “No busquen la gloria mundana”.

    Estatalismo, relativismo y laicismo.
    23. “Un juicio inexorable espera a los que están arriba”.
    24. “El poder de Hitler llegó a poner en duda el futuro del cristianismo”.
    25. “El patrimonio espiritual y moral de Occidente corre el riesgo de verse ahogado, pisoteado y perdido”.
    26. “Jesús no buscó el consenso de los hombres sino dar testimonio de la verdad”.
    27. “[Los derechos humanos tienen] una base objetiva y racional, común a todos los pueblos [y no se basan] en culturas particulares, decisiones legislativas o tribunales”.
    28. “En algunos países europeos, la educación sexual y cívica amenaza la libertad religiosa”.
    29. “La libertad religiosa está amenazada por una mentalidad antirreligiosa”.

    Vida y familia.
    30. “La despenalización del aborto es una traición a la democracia”.
    31. “[La familia es] patrimonio principal de la humanidad”.
    32. “En la lucha por la familia está en juego el hombre mismo”.
    33. “Cuando nuestras familias deben afrontar el dolor, miremos la cruz de Cristo: vencemos sobradamente gracias a Aquél que nos ha amado”.

    Juventud.
    34. “Entre vosotros están los santos del siglo XXI”.
    35. “No os conforméis con menos que la Verdad y el Amor, no os conforméis con menos que Cristo”.
    36. “Seguir a Jesús en la fe es caminar con Él en la comunión de la Iglesia”.

    España e Hispanoamérica.
    37. “En España ha nacido una laicidad y un anticlericalismo fuerte y agresivo”.
    38. “[En España] no faltan formas, a menudo sofisticadas de hostilidad contra la fe, [que reniegan] de la historia y los símbolos religiosos, identidad y cultura de la mayoría de los ciudadanos”.
    39. “[Algunas] formas desviadas de religiosidad popular [en Hispanoamérica] crean más bien confusión”.
    40. “[La evangelización de América fue] obra de insignes y abnegados misioneros, que lo proclamaron con audacia y sabiduría”.

sábado, 9 de febrero de 2013

Detrás de Tí, por favor

11

YO TENGO FE


La Iglesia tiene la necesidad de vivir “cantando” y comunicando la fe en sabiduría y amor. Y quiere que se ponga la teología al alcance de todos. La verdadera teología -lo dice la experiencia secular- se hace partiendo de la Trinidad y de la Encarnación, con el alma “apoyada”, como San Juan en la Última Cena, en el pecho de Cristo.
Por eso es muy hermoso y confortante ver cómo la Madre Trinidad, mujer sencilla del Pueblo de Dios, conjuga su misión de testigo, de profeta, de teóloga, de ¡Eco de la Iglesia!, dando con sencillez, precisión y vida lo que a su vez ella ha recibido en plena luz para comunicarlo al Pueblo de Dios. 

¡Qué fuertemente se ha afianzado mi fe,
al saber que Dios se es…!

Yo tengo fe… Y creo en el único Dios verdadero, el que se es en sí, por sí y para sí su misma subsistencia eterna y suficiencia infinita; y en su unigénito Hijo Jesucristo, su enviado, el Ungido de Yahvé, el esperado de las naciones, el prometido a nuestros santos Padres y el ansiado por los Profetas; «Dios de Dios, Luz de Luz», de la misma sustancia y naturaleza del Padre y del Espíritu Santo. […]
Yo tengo fe… Y «creo en el Espíritu Santo, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria».
Un solo Dios y tres personas, iguales en su ser y distintas en sus personas.
Y mi vida de fe, llena de esperanza y encendida en el amor, me hace conocer, penetrar y saborear esta inefable, maravillosa y trascendente realidad, principio y fundamento de esa misma fe que poseo, y luz que esclarece todos los misterios que ella contiene, y que a mí me han sido manifestados en sabiduría amorosa, especialmente desde el 18 de marzo de 1959, para que los comunique, con el mandato de: «¡Vete y dilo…!»; «¡Esto es para todos…!».
«Yo sé que Dios se es –escribía el 23 de enero de 1960–. Y lo sé, sin saber, en su eterno entender; aunque lo que yo sé, Dios es, por haberme metido en su mismo saber, y en su entender lo sé. Y aunque lo que yo sé, Dios es, infinitamente me quedo sin saber lo que Dios es, en su serse ser; pero, sólo saber que mi Dios se es, me deja enamorada de amor por El que Es…
¡Y qué fuertemente se ha afianzado mi fe al saber que Dios es…!, porque ésta es la raíz de nuestra fe: el saber que Dios se es y cómo se lo es y el por qué se lo es.
Y si yo conozco los dogmas sin saber que Dios se es, y que Dios tiene su ser en sí mismo, todo se tambalea, porque la razón de mi fe está en que Dios se es».
«Si mi Dios no se fuera, nada sería, porque en Él y por Él, por su ser, “en el Verbo fueron hechas todas las cosas”, por y bajo el impulso del Espíritu Santo».
     Dios mismo, por un plan de su infinita voluntad sobre mí, innumerables veces me ha llevado a su seno, por ser Iglesia católica, apostólica y cimentada bajo la Sede de Pedro, para que saliera cantando a todos, en mi misión de Eco de la Iglesia, la riqueza esencial de nuestra vida de fe, recibida de esta Santa Madre.
Por eso el día 6 de abril de 1959, como en tantos otros días de aquel mes, y del mes anterior y otros meses consecutivos, ante la contemplación de su misterio, con fuerza irresistible me hacía exclamar:
«El ser de Dios…, ese terrible ser de Dios, tan infinito y terrible, en una majestad soberana, en una terribilidad terrible, en una inmensidad aplastante…; ese ser ¡tan infinito y terrible!, es por esencia paz…, quietud…, silencio… ¡Toda la eternidad en un silencio inalterable…, en una quietud incomprensible para nosotros…!
Toda la vida de Dios es un acto; ¡un acto de ser infinito, fecundo!; y tan infinitamente fecundo e infinito, que el Padre se contempla en un silencio silenciosamente terrible… Y el Verbo, que es la Canción jubilosa y amorosa del infinito Ser, sale, sin salir, del seno del Padre, y le canta, en un grito de ser, todo el ser terrible, inmenso y fecundo, en una sola y silenciosa Palabra: una sola y amorosa Palabra que es todo el ser en Expresión… Sí, una sola y silenciosa Palabra, una sola y amorosa Palabra, una sola e inexplicable Palabra… Inexplicable para nosotros, pero para Dios explica sin ningún ruido y en un acto todo el ser infinito y acabado del Padre… Es la Expresión adecuada que expresa, en expresión perfecta e infinita, todo el ser sin principio y sin fin.
Este Padre tan fecundo, tan silencioso, tan amoroso, que se contempla en una contemplación interminable e inempezable, se dice en un solo acto todo su ser inacabable, en una sola Palabra que se le sale de tanto ser fecundo… Y esa Palabra es el Verbo, única Expresión adecuada de Dios en su ser y en sus personas.
El Espíritu Santo tiene que proceder del Padre y del Verbo, porque no hay nada en Dios Padre que no lo haya en Dios Hijo; y el Espíritu Santo es el Amor personal que, reventando en un amor silencioso del seno del Padre y del Verbo, se le sale al Padre como ser amoroso amando al Verbo, y al Verbo como ser amoroso amando al Padre… El Espíritu Santo es el Amor que, reventando, se les sale al Padre y al Verbo en Persona-Amor. […]
«¡Y qué gozo…! ¡Y qué alegría…! ¡Cómo lo veo…! ¡Qué gozo tiene Dios por serse Él en sí mismo Canción de júbilo eterno…! ¡Qué gozo tiene mi alma de ver a Dios como es…! ¡Qué gozo…!
[…] Y el conocimiento que me da mi fe, esclarecida por los frutos, dones y carismas que el Espíritu Santo ha donado a su Iglesia, me lleva a participar de la misma vida de Dios; pudiendo llamar al Dios tres veces Santo, al Dios altísimo e inaccesible de infinita majestad: «mi Padre Dios», que arde en necesidad de introducir a sus hijos en su seno de Padre, como Él mismo lo imprimía a fuego en mi alma y yo expresaba como podía, con mis pobres y limitadas expresiones, el día 25 de marzo de aquel año 1959:
«Dios quiere ser conocido y amado por sus hijos… ¡Dios quiere que entremos en su seno, para que conozcamos el ser amoroso y calentito de nuestro Padre Dios…!».
«Dios es terriblemente infinito… Dios es un fuego cariñoso que es paternidad infinita. ¡Que Dios es Padre que quiere coger a todas las almas y meterlas en su seno…! Y para esto el Verbo se hizo Hombre: para cantarnos su Canción y darnos el amor infinito que arde en el seno de la Trinidad…
Que cuando hablo de la Trinidad necesito decir a todos que Dios no es un Dios estático, de piedra; Dios se es la Vida reventando en ser, en perfecciones, en riquezas, en belleza, en actividad familiar de Hogar hogareño e infinito, en infinitud infinita de alegría eterna…, en…, en…
       […] ¡Qué grande es Dios…!, ¡qué jubiloso…!, ¡qué Padre…!, ¡qué amor…!, ¡qué concierto de armonías cantado por el Verbo en su sola y eterna Voz en expresión de fecundidad…!
Todos tenemos que ser palabra con Cristo que cante su Canción eterna, porque somos Iglesia… Mi vocación, dentro del seno de esta Santa Madre, es meter a todos los hijos de Dios en el seno calentito de nuestra Familia Divina… ¡Qué reventón de perfecciones infinitas son mis Tres…! ¡Qué terrible es Dios en plenitud de vida…! ¡Que yo lo veo!, y no lo puedo decir… Pero mi gozo está en saberlo así de rico a mi Padre, aunque yo no le posea en su Luz gozosa…».
«¡Dios mío, que yo necesito cantarte…, cantarte…, cantarte hasta que me muera de tanto quererte cantar sin saber…! Me muero porque necesito cantarte a todas las almas… ¡Cantarte…, cantarte sin parar…!
¡Que todos sepan que Dios es amor! ¡Que Dios es amor…! ¡Que Dios es amor…! ¡Amor infinito…! ¡¡¡Que Dios es amor!!!». […]
      «¡¡¡Que todos se enteren que Dios es amor!!! Amor que se abrasa en deseos de comunicarse a las almas… ¡Que Dios es amor infinito…! ¡¡Que vengan todas las almas al regazo calentito del Padre-Amor!!».
«¡Que nadie se asuste de Dios…! ¡Que nadie tiemble de un Dios que ha muerto en la cruz por amor…! ¡Que se acerquen al seno calentito del Padre…! ¡Que vayan a la fuente de la Vida, que está en la Eucaristía…! ¡Que vayan las almas y coman al Verbo hecho carne!, que si comen al Verbo Encarnado, hecho Pan por amor, vivirán de la vida eterna en el seno de Dios… Porque donde está el Verbo, está el Padre y el Espíritu Santo. Y en nuestro seno pequeñito y en nuestro ser pequeñito, en el interior de nuestra alma, está Dios, si estamos en gracia…» […]
 
Madre Trinidad de la Santa Madre Iglesia
 
Fragmento del escrito “Yo tengo fe”. 
Colección “Luz en la noche. El misterio de la fe dado en sabiduría amorosa”  Opusc. 17

Nota.- Para descargar el tema completo pulsar aquí: “Yo tengo fe”.

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Fiel a la petición de Dios del año 1959: “¡Vete y dilo…!”; “¡esto es para todos…!”, la Madre Trinidad necesita ir depositando en el corazón de los que la acompañamos en estos tiempos toda la riqueza de la fe de la Santa Madre Iglesia, de la cual ella es testigo excepcional. Todo esto lo vivirán más profundamente los más humildes de corazón, porque “Dios se comunica a los pequeños”.
En estos momentos tan significativos de exaltación y de tribulación para la Iglesia, su testimonio son ráfagas de luz de gran consuelo para todos. 


Al querer manifestar lo que es la vida de fe, no puedo hacerlo sin antes adentrarme en el misterio de nuestra Familia Divina, en esa vida que es actividad infinita en felicidad plena, en perfección eterna, en plenitud divina y en comunicación trinitaria.
Dios, en su vida infinita, es eternamente feliz en comunicación hogareña. Él tiene en sí cuanto pudiera necesitar, en un señorío tal y en una riqueza tan inexplicable, que todo lo que es, Él se lo es de por sí. Para tenerlo todo, tiene hasta la potencia infinita de serse el que Se Es de por sí; y en esto está también la realeza infinita, el poder absoluto. [...]
       Dios vive su vida para sí, y, en un designio de su sabiduría eterna, quiere que esa misma vida sea vivida por nosotros. [...]
Y, ¡oh misterio incomprensible, que el hombre nunca pudo llegar a sospechar y que solamente el Omnipotente podía realizar!: Dios se hace Hombre y el hombre pasa a ser hijo de Dios; Dios mismo, en Canción divina y humana, nos deletrea, en María y a través de ella, su vida infinita.
El hablar de Dios es obrar. Por eso, al querernos decir su vida, la obra entre nosotros. [...]
Dios escoge a un Pueblo al que se la dirá, obrándola en él. Este Pueblo glorioso es la Nueva Jerusalén en la tierra, es la Iglesia. En la Iglesia, por tanto, está Dios viviendo su vida para sí y para nosotros; diciéndose su vida para sí por su Verbo, y para nosotros por su Verbo Encarnado. [...]
Dios mismo, en comunicación, es la vida de la Iglesia. Por eso la Iglesia está reventando en divinidad; por eso la Iglesia es el rostro de Dios en la tierra; porque es ella la que nos dice en conversación divina y humana, durante todos los tiempos, en un dicho que es obrarlo en nuestras almas a través de su liturgia, la misma vida de Dios. [...]
Y es la Iglesia la que, por medio de su liturgia, de los sacramentos, nos une a Cristo, nos perpetúa su vivir. Es la Iglesia la que nos da la misión del mismo Cristo de comunicar la vida de Dios a todos los hombres, la que nos pone en contacto con las tres divinas Personas para que vivamos de su vida, la que nos mete en el misterio de la Encarnación, y por lo tanto en María, perpetuándonos también la maternidad de la Virgen, que es donde y por quien se nos dio la vida divina. Y es la Iglesia la que nos llevará un día con Cristo glorioso a la Eternidad. [...]
Muchas veces preguntamos: ¿Qué es la vida de fe? Es todo el depósito infinito que Cristo ha comunicado y perpetuado en vida, en el seno de la Iglesia.
       La vida de fe no es una cosa fría, ni de estudio científico; es toda la riqueza pletórica del Infinito, dicha a nosotros en un romance de amor. Todo lo que la Iglesia nos dice y nos manifiesta, continuando la canción del Verbo, es el tesoro de nuestra vida de fe. La fe es la que nos pone en contacto con Dios, porque es la que nos deletrea los misterios riquísimos de nuestro cristianismo. [...]
Vivir de fe es vivir de Dios, de Cristo, de María; es engolfarse en la vida de las tres divinas Personas; es recibir el mensaje del Verbo Encarnado; es cobijarse en la maternidad de María; es escuchar, recibir y adherirse a todo lo que nos dice la Iglesia en su comunicación de los misterios divinos. [...]

La Madre Trinidad de la Santa Madre Iglesia
El Padre, conociéndose a sí mismo, rompe en Palabra de fuego. Esa Palabra es su Verbo, su Hijo, el que dice todo lo que hay en el seno de la Trinidad, ya que es la Expresión de la realidad eterna. Pero este Dicho o esta Palabra que dice el Padre, sólo es pronunciada en el amor del Espíritu Santo. Por eso, el que quiera escuchar la Palabra divina fríamente y sin amor, no recibe al Verbo, porque el Verbo sólo se comunica y es dicho en el amor en el seno de la Trinidad y en las almas que se abren a la acción santificadora del mismo Espíritu Santo.
Alma-Iglesia, cualquiera que seas, ábrete a lo que te dice el Verbo en el seno de la Iglesia. [...] No olvides tampoco que la vida de Dios es muy distinta de lo que tú piensas, de lo que tú entiendes, de lo que tú conoces… Tus conceptos humanos no sirven ante la fe, y por eso a veces te parece que ésta es oscura, no porque en sí lo sea, sino porque tú estás ciego. Explícale a un ciego cómo es el sol, que mientras no desaparezca su ceguera, él lo verá todo negro.
El medio para vivir en la luz es hacerse pequeño, pues sólo a los pequeños les son manifestados los secretos del Padre. También tienes que escuchar al Señor en grandes ratos de intimidad, para que el amor se vaya posesionando de tu alma y así la sabiduría de lo divino, que sólo se dice en el amor, se haga vida en ti.
 
Madre Trinidad de la Santa Madre Iglesia
 
Fragmento del escrito “EL MISTERIO DE LA FE”, tomado del libro “La Iglesia y su Misterio” 

Nota.- Para descargar el tema completo pulsar aquí: “El misterio de la Fe”.




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